Según la Real Academia de la Lengua, falsedad es el «delito consistente en la alteración o simulación de la verdad, con efectos relevantes, hechos en documentos públicos o privados. en monedas, en timbres o en marcas».
Falsificación y falsedad, aparecen en nuestra legislación como sinónimos. La falsedad se asocia a conductas que, por cualquier medio, tienen como finalidad el engaño de terceros, lo que se produce cambiando la verdad. La mutación de la verdad, está en la naturaleza de diversas conductas delictivas, entre las que se encuentra el dolo, el fraude y la estafa.
Se tiene conocimiento de falsedad en documento público desde antiguo, en la época del Imperio Romano fueron frecuentes falsificaciones de monedas, testamentos y sobre disposiciones del César. En el año 78 A.C. fué promulgada por Lucio Cornelio la «Lex Cornelia de Falsis» , donde establecía la comparación de escrituras cuando se sospechaba de la veracidad de un texto manuscrito, lo que constituye una primitiva reglamentación del peritaje caligráfico. aunque el procedimiento era rudimentario y por tanto poco fiable.
A finales del S. IV proliferaron los títulos nobiliarios falsos o adulterados,así como también, los privilegios reales y las bulas papales, que al no existir un método ni medios para diferenciar lo falso de lo verdadero, circulaban con total impunidad.
A mediados del S. XV gracias a la imprenta de Gutenberg, se vio incrementada la circulación de libros y con ello, la divulgación del idioma escrito con progresos culturales y comerciales, pero con la consecuencia negativa de la difusión de nuevas técnicas de falsificación y adulteración de documentos, que cambiaban conforme avanzaba el tiempo y la técnica.
En definitiva la falsificación de documentos es el proceso a través del cual una o varias personas alteran y/o transforman la información original que poseía un documento de cualquier índole creando una modificación que se utiliza para usurpar derechos o eludir obligaciones legales o contractuales, con el fin de procurarse un beneficio en detrimento de los intereses de otros. La falsificación del documento se determina por el dolo en el cual se incurre a través de la incorporación, anulación o sustracción fraudulenta.
Veamos a continuación los distintos tipos de falsificaciones:
Desfiguración o disimulo
Con ella se pretende dificultar o impedir la identificación del escribiente, alterando la propia escritura, las manifestaciones más frecuentes son las autofalsificaciones y los anónimos.
– Autofalsificaciones
Se suelen presentar con más frecuencia en las firmas que en textos. La persona titular niega su realización, ya que en el mismo acto de realizarla tenía la intención de negar su autoría, por lo que intentó cambiar su propia firma o escritura con desarrollos diferentes a los suyos propios, con la intención de no vincularse al contenido del documento.
– Anónimos
Como sabemos son aquellos escritos que no llevan el nombre del verdadero autor, de contenido normalmente injurioso, se suelen realizar con letras mayúsculas. La identificación suele ser muy dificultosa.
En ambos supuestos son comunes: presión fuerte, cambio de tipos de letra, grafías que denotan escasa destreza gráfica, añadido o supresión de trazos y variación en el tamaño e inclinación de las letras.
Falsificaciones convencionales
En esta categoría el falsificador es una tercera persona. Se pueden clasificar en tres grupos, falsificación por imitación, por calco o libre.
– Falsificación por imitación:
Cuando el falsificador se somete fielmente al modelo que intenta reproducir. Es el sistema más utilizado ya que toma como modelo la firma que pretende reproducir de la mejor forma posible. Los procedimientos utilizados son: la imitación servil y la asimilación de grafías.
– Imitación servil:
El autor sólo utiliza una firma auténtica que copia sin ensayar por lo que los desarrollos serán lentos, apareciendo rectificaciones, tachaduras y paradas innecesarias y el producto final es tan burdo que será difícil que pueda engañar a nadie.
– Asimilación de grafías:
El método que utiliza el falsificador es el ensayo de la firma durante el tiempo necesario para conseguir adaptar sus propios grafismos a los de la persona que pretende suplantar, de forma que la realizará con naturalidad y espontaneidad. Este tipo de falsificación no la realiza cualquier persona, ya que tiene que poseer una determinada habilidad escritural.
– Falsificación por calco o transparencia:
Se pretende obtener una copia de la firma o escritura que se quiere falsificar, siguiendo fielmente los recorridos de los trazos por contacto directo del documento original, aparecen trazos inseguros, lentos, temblorosos, con abundantes reenganches, retoques y enmiendas.
En algunos casos emplea el falsario un bolígrafo sin tinta repasando la firma auténtica presionando de modo que la huella de su silueta se transfiera al documento que va a ser falsificado. Posteriormente repasará los surcos producidos.
El trazado también será lento y tembloroso, pero lo que identifica este método de falsificación es el surco pronunciado visible en zonas donde no lo ha cubierto totalmente la tinta.
– Falsificación libre:
Consiste en replicar un texto o firma de manera desenvuelta, con fluidez en la factura, para evitar producir cuantos fenómenos anómalos que delatan la labor falsificadora estricta como, detenciones, temblores, anomalías en la presión u otras deficiencias.
La elección de este método comporta que el falsificador ha de ser bastante habilidoso para dar la sensación de espontaneidad, de esta forma las firmas realizadas por este procedimiento, cuentan con todas las características de calidad gráfica necesarias para no despertar sospechas sobre su autenticidad.
Si en las falsificaciones por imitación prima la total supeditación a lo observado en el modelo, aquí prevalece el que la totalidad del conjunto sea creíble a costa de que ciertas formas no sean idénticas.
– Falsificación arbitraria:
Este tipo de falsedad generalmente aparece en relación a las firmas ilegibles (rúbricas) y a los visés (rúbricas muy esquemáticas). Se ejecutan con rasgos arbitrarios, rápidos y decididos, que no se parecen en nada a los desarrollos de la firma que se pretende falsificar y se realizan por lo general para una única ocasión.
Reproducción fotomecánica
– Escáner, impresoras y fotocopiadoras:
Permiten hacer composiciones con recortes de documentos en color y con las tipo láser es necesario poner mucha atención para distinguir el original de las copias ya que ofrecen una gran resolución porque el grano del tóner tiene un tamaño más pequeño que las impresoras de inyección de tinta. Algunos modelos incorporan opciones como la edición, con lo que se puede modificar el grosor de los trazos. Hay máquinas que utilizan ocho tintas, con lo que el color de un manuscrito o firma previamente escaneada será de un asombroso parecido al original por lo que puede ser difícil de distinguir para el profano, no así para el experto, si utiliza el instrumental adecuado.
Manipulaciones
– Intercalados, añadidos:
Consiste en la alteración de un escrito ya terminado mediante inserción de grafías, palabras o frases para variar su significado. Atención a los espacios en blanco o sin rellenar. Puede detectarse mediante el estudio de las tintas y características del útil de escritura y el cotejo de las grafías que aparecen.
– Abuso de firma en blanco:
Consideración especial tiene el abuso de firma en blanco. Es un ejemplo lamentable de abuso de confianza, por ejemplo, en el acto de la firma de un contrato de trabajo, se le recoge también la firma del finiquito al empleado, con lo cual la empresa puede liquidar al trabajador en la fecha que considere oportuna, solo necesita terminar de rellenar el documento y ponerle la fecha, pues ya lo tiene firmado.
Son también prácticas mercantiles habituales, fruto de la buena fé y exceso de confianza, como firmar recibís de entregas en metálico o determinados documentos, como albaranes pre-impresos sin haber sido rellenados por completo o incluso en blanco. Son frecuentes las firmas por alguno de los socios, de cheques o pagarés, sin terminar de rellenar, en cuentas mancomunadas que un tercero lo ultima
– Supresiones por medios químicos, lavado, recubrimiento, tachadura, emborronado, corte:
Son procedimientos muy agresivos y evidentes a simple vista y los más sofisticados se estudian fotografiándolos con luces metaméricas, que en la mayoría de los casos nos desvelan absolutamente todo lo que ha ocurrido en el documento manipulado.
– Retoque:
Son pequeños arreglos que se dan a letras o guarismos para componer las imperfecciones que puedan tener para facilitar su lectura. Los retoques fraudulentos se utilizan por ejemplo para convertir un “1” en un “7” o un “3” en un “8” o cambiar el significado de una frase.
– Raspado y borrado abrasivo:
El papel sometido a borrado por medios físicos sufre una pérdida de fibras y en consecuencia un adelgazamiento de la zona afectada, en ocasiones tan burda que se aprecia a simple vista. Sin embargo en otros casos se realiza con gran sutileza resultando difícil su verificación.
Les invito a que reflexionen sobre lo expuesto en este artículo, por si tuviesen dudas sobre la autenticidad de algún documento. De ser así es conveniente aislarlo del resto, guardarlo en una funda porta- documentos transparente y consultar con nuestro gabinete.
BIBLIOGRAFÍA:
- Albarracin, Roberto (1971). Manual de criminalística. Buenos Aires: Editorial Policial.
- Bonilla, Carlos (2005). Tratado de documentología. Buenos Aires: Ediciones La Rocca.
- Robles, Ángel y Vega, Antonio (2009). Grafoscopia y Pericia Caligráfica Forense. Barcelona: Editorial Bosch
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